A veces se planifican para cierres de campaña colegial, de exámenes trimestrales, “after-party” de graduación u otros eventos significativos en la vida de un joven.
Muchos son coincidencias medio armadas y a medida que se va creciendo en edad son mejor organizadas gracias a la autogestión, para contar con los tres elementos indispensables del éxito: música, piqueos y trago. El sistema contri -cada uno aporta algo- funciona sin lugar a errores.
A veces se lleva la ropa apropiada para el baño o llega disimuladamente incluida debajo del uniforme de colegio, otras veces no, pero se suele prevenir llevando la muda de ropa extra por si casualmente se llegase a caer al agua, o a ser empujado por algún atrevido amigo.
“¿Se le van a cargar ahora a los chupinazos?”, me reclamó un joven cuando conversamos sobre esto.
Y le dije: No. No necesariamente, ¿habría motivos para hacerlo?
“Bueno a veces la gente no sabe chupar y hace tonteras, solo allí hay problemas. Lo demás es increíble. También otros idiotas que quieren aprovecharse de las chicas que emborrachan a propósito para… tu sabes, hacerles lámpara de amor verdadero y jugar con ellas.”
¿Pero ellas se la creen?
“Es que algunas tampoco distinguen, porque están con trago, pues. Pero ellas saben a lo que van.”
¿Pero no todos actúan así?
“No, no todos, las parejitas que están amarradas casi siempre están románticos por allí, más apartaditos… pero dentro de la piscina claro. Y siempre hay otra gente que no acolita pero que tampoco molesta. Siempre y cuando no sean soplones que gocen su nota tranquilos y no pasa nada.”
¿Tu mejor chupinazo?
“Mejor te cuento el peor. En un after-party después de una fiesta de graduación en que el amanecer lo recibimos en la piscina y la gente en general estaba romántica, yo vacilé con una chica. Luego pasamos al jacuzzi y allí la cuestión era más cercana entre cuerpos. Y después de unos días cuando le escribí para ver si le entraba ella estaba bravísima. Yo no entendía nada hasta que una amiga me explicó que como esa noche estuvo pasada de tragos, se había relajado conmigo y que en verdad ella era súper buena chica.
Estaba con vergüenza y arrepentimiento de haber actuado así y también de que los demás la vieran en esas. Me quedé medio barado.”
¿Me dejas publicarlo?
“Si quieres… si te sirve para orientar o para lo que tu haces. Igual cuando yo sea papá no voy a dejar ir a mis hijas mujeres a los chupinazos”.
¿Y a tus hijos hombres?
“…”
María Helena Manrique de Lecaro
Directora de Orientar
Revista Vive, 2010