Compañeros abusivos

¿Es su hijo víctima de abuso? ¿Podría esto marcarlo negativamente? Si, y dejarlo afectado en su capacidad para relacionarse con otros, para tener una sana autoestima o para sentir que vale la pena vivir. Si usted sospecha o sabe que su hijo atraviesa esta situación debe atenderla como una prioridad de la estabilidad emocional y afectiva de su vida.

Ser excluido del grupo intencionalmente por alguien, hostigado por la burla, los apodos, la crueldad; ser rechazado por todo lo que se haga o deje de hacer es parte de la práctica de los acosadores que buscan intimidar a otros para dominarlos lesionando su autoestima.

Los agresores utilizan la coacción para victimizarlos y hacerlos actuar contra su voluntad exponiéndolos a vejaciones públicas o conductas sexuales no deseadas; los extorsionan y cometen agresión física amenazando su integridad.

El acoso cibernético es ejercido a través de Internet en donde los abusadores suben videos que ridiculizan a su víctima ofendiendo su dignidad.

Las razones por las que actúan estos “bullys” como se los denomina internacionalmente son diversas pero el perfil al que responden en su mayoría es el de falta de empatía e insensibilidad con quienes hacen sufrir, necesidad interna de agredir y la evasión de responsabilidad ante sus actos acusando a la víctima de haberlos desafiado inicialmente.

Hay síntomas que pueden ayudarlo a detectar si su hijo es víctima de acoso o bullying:

  1. Malestares estomacales o dolores de cabeza para evitar ir a la escuela o colegio.
  2. Malestares que se incrementan cuando se acerca la hora de ir al colegio.
  3. Si  anda solo en los recreos o si al formar grupos de trabajo no tiene con quien hacerlo.
  4. Si regresa a casa triste y preocupado.
  5. Si no puede conciliar el sueño o tiene pesadillas.
  6. Si disminuye repentinamente el rendimiento académico.
  7. Si está inhabituálmente intranquilo, nervioso o ansioso.
  8. Si se muestra evasivo con baja autoestima.
  9. Si finge enfermedades o dolencias para no salir de casa.
  10. Si muestra cortes o arañazos frecuentes en partes de su cuerpo o rasguños en sus ropas.
  11. Si frecuente e inusualmente pierde material del colegio.
  12. Intentos suicidas.

Nadie debe sufrir en una etapa de tan delicadas y duraderas consecuencias para la formación de su personalidad. Para confirmar por tanto su sospecha se sugiere seguir unos pasos.

Lo primero es conversar con su hijo para conocer como se siente, que hace, con quien comparte en el colegio. Salvo excepciones estos cuestionarios de preguntas arrojan respuestas que evidencien si ocurre algo. La comunicación que usted ha vivido con su hijo hasta ese momento influye en la confianza para compartir ese problema que tiende a silenciarse por miedo a las represalias.  

Recibirlo o recogerlo al salir de la escuela o colegio es una oportunidad para que dialogue sobre el tema. Aproveche visitas en su ambiente colegial para observar su interrelación con los demás y concerte una entrevista con los maestros quienes podrían darle la ubicación que su hijo ocupa en la red de relaciones sociales dentro del salón. Busque espacios para estar con su hijo y sus amigos y ver cómo se maneja con sus pares.

Si confirma que su hijo está siendo acosado maneje usted primero el dolor, ira o tristeza que podría ocasionarle esto como padre. Luego, actuar eficazmente es el siguiente desafío. Algunas recomendaciones pueden ayudarlo:

  1. Fortalecer a su hijo y darle seguridad diciéndole cuanto lo ama y valora su personalidad, sin temor a creer que los elogios serán contraproducentes, pues más vale extra autoestima que baja seguridad o amor propio.
  2. Alerte a su hijo -si es niño- sobre su deber de reportar al profesor de clase si está siendo abusado y el como autoridad no debe permitir que esto continúe pues la negligencia puede ocasionar que los abusivos tomen más fuerza.
  3. Ensaye con su hijo respuestas que le servirían en defensa de ataques verbales.
  4. Si  su hijo es un niño acérquese a la escuela de inmediato y pida ayuda a los directivos quienes deberán realizar un trabajo multidisciplinario. De no hacerlo ellos acertadamente, usted y su hijo deberían considerar otras opciones educativas.
  5. Enfrentar o amenazar personalmente al padre de familia del abusador o a este, suele tener malos finales por los bandos que se forman dentro y fuera del plantel. Aunque desee hacerlo no es conveniente.
  6. Si su hijo es adolescente, acercarse al colegio puede traerle mas perjuicios que beneficios. Pregúntele a el si quiere que lo haga y aplique los pasos de fortalecimiento interior que pueden ser los más efectivos no a corto pero si a largo plazo.
  7. No caiga como padre de hijo varón en creer que el problema es que su hijo es demasiado bueno y que debe hacerlo “macho” llevándolo a tener experiencias como iniciarse sexualmente con prostitutas, tomar trago o entrenarse en puñetizas para que logre defenderse. En cambio, adiestrarlo en un deporte si podría darle seguridad interior.
  8. Si usted intentó todo esto y más, con resultados nulos o mínimos, podría considerar en cambiar a su hijo de plantel y darle la oportunidad de reiniciar su vida relacional con diferente entorno social.

Su hijo no fue escogido de casualidad para ser abusado sino que probablemente tiene aspectos débiles en su personalidad que lo hacen más vulnerable que otros. Por tanto, mantenga el objetivo de apoyarlo hasta que esté seguro de que sale adelante. Ellos no pueden hacerlo solos y nadie puede hacerlo con más amor e interés que usted.

Hay que invertir tiempo en fortalecerlo porque las sucesivas frustraciones podrían deprimirlo, formarlo inseguro o alimentar un ansia de venganza e ideas suicidas que se manifestarán el momento menos pensado.

Acudir donde un profesional de ser posible y preguntarse si las inseguridades y temores de su hijo no se encuentran reflejadas en alguno de sus padres o fueron parte de su historia personal. De descubrir algo semejante al interior del hogar habría que trabajar simultáneamente en el problema y hacer valedero este episodio doloroso para realizar una tratamiento terapéutico y mejorar la situación de toda la familia.

María Helena Manrique de Lecaro

Directora de Orientar

Revista El Universo, 2009

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