¡Me amarré! Lo que sus hijos deben saber antes de “amarrarse”

Nos causa estrés. No nos engañemos. Cuando un hijo se enamora y “se amarra” a veces nos preocupamos. Pero cuando una hija mujer pasa lo mismo nuestras reacciones suelen ser diferentes. Y es lo mismo. Al menos desde nuestra responsabilidad de padres todo aquello que debió informarse idealmente antes de que ocurriese, son los mismos contenidos para hombres como para mujeres.

Una vez viviendo un enamoramiento los adolescentes suelen no escuchar con la misma actitud que cuando lo ven de lejos, para su futuro. Aproveche antes, pero si no lo hizo, intente delicadamente tratar el tema sin hacer juicios de valor sobre su nuevo estado de vida. Permítale vivirlo con ilusión.

Distinguir el verdadero amor y tener capacidad para amar es una de las metas de todo ser humano. En la adolescencia y juventud eso se vive como un enigma que inquieta y angustia. ¿Seré capaz de amar? ¿Alguien me va a amar a mi de verdad? Y… si no encuentro al hombre-mujer de mi vida? ¿Cómo puedo reconocerlo cuando llegue?

Estas respuestas fascinaron este año a mis alumnos y pueden ayudarlos a ustedes.

El amor no es un sentimiento. “¡Imposible!” –reaccionaban-. Claro, es que si estas enamorado de verdad, y te sientes alegre, entusiasmado con esa persona parecería que no hay nada mejor después de el, pero si te enojas, decae tu estado de ánimo o te recientes por algo y el amor desaparece entonces no fue verdadero amor sino solo una atracción.

El amor es una decisión en la que interviene tu libertad, en primer lugar, por haber elegido a esa persona junto a ti, tu conciencia y razón al evaluar si las características y valores de ambos son compatibles y tu voluntad para decidir que mantienes la fuerza del amor a pesar de cualquier estado de ánimo, rabia, celos, enfermedad o ausencia.

El amor es una opción de vida. Eliges vivirla y cultivarla.

“Ahora siento que lo único que quiero es estar con esa persona y que es lo máximo para mí. ¿Cómo sé si es mi verdadero amor?”

“El amor tiene dos dimensiones: La dimensión subjetiva que es aquella que nos habla de nuestros estados internos, las emociones que nos recorren cuando estamos junto a esa persona: alegría, tranquilidad, euforia, celos o inseguridad, y aquella otra dimensión objetiva que es todo aquello que te deja como saldo esa relación, independientemente de toda la adrenalina que te genere.

Ese aspecto objetivo es el que cuando estas a solas, un poco distante del otro, puedes observar: si la relación te da paz o inquietud, seguridad, afecto, te mantiene estresado o en estado de espionaje permanente, en la mentira o en la verdad contigo mismo y con los demás. Lo objetivo permite evaluar si vale la pena o no ese enamoramiento.

Si el saldo para ambos es positivo, les ha permitido madurar, crecer como personas, les da seguridad y su autoestima crece y no decrece, si te sientes libre para expresarte siendo tú mismo aunque mejores por y para el otro, si te sientes respetado y la mutua confianza es el apoyo que te da alegría serena y no euforia permanente, si lo físico no es el centro de tus encuentros y tus relaciones de familia y amigos se mantienen estables sin que tu relación las afecte obligándote a esconderte y no estar en la verdad, entonces el saldo es a favor 

Lo contrario a ello serían indicadores negativos o inconvenientes para sostener una relación, aunque la emoción intensa y la gran fuerza de atracción que generalmente te vincula a una persona sea muy potente.

Esa es la fórmula entonces: el resultado a favor de lo esa relación deja para ti como persona. Analiza y decide. De todas maneras ensaya sin riesgos el amor. Luego podrás reconocerlo.

María Helena Manrique de Lecaro

Directora de Orientar

Reviste Vive, 2010

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