No puedes creer que tu hijo te ha contestado algo así, poco tiempo antes habías pensado que solo le ocurría a esas madres y padres permisivos que no se hacían respetar… pero a ti que hasta ahora habías hecho bastante bien las cosas también te empezó a suceder.
Este hijo está atrevido, y cuando no lo es hace muecas tan expresivas en tu contra que parece que no le atinas a una sola frase o idea a su gusto. Parece que le aplicaron una inyección de antipatía con la mas alta dosis del mercado. ¡Era un amor antes de eso! ¡Devuélvanme a mi hijo!… provoca gritar.
Gracias a Dios esto será pasajero aunque no tan corto. Para los padres este tiempo con intensidad diferente en cada minuto se hace pesado llevar. El buen manejo de esta etapa llamada pubertad que va camino a la adolescencia si ayuda a una buena o excelente resolución, y un mal manejo de la misma puede determinar patrones de malas relaciones que luego te acompañen durante mucho tiempo con tus hijos. A veces hasta que ellos son padres o madres, a veces hasta mucho después.
Los cambios son asincrónicos: no se presentan al mismo tiempo las manifestaciones físicas junto a las sicológicas y peor a las sociales. No se anuncian con la menstruación en las mujeres o la espermatogénesis en los varones, tampoco vienen el día del cumpleaños 12 o 13. El cambio de olor en su cuerpo y la inmediata urgencia del desodorante son el letrero mayor. Pareciera que… el zorrillo francés ha llegado a casa.
Estos cambios asombran día a día al protagonista de ellos y se evidencian en la familia como un intruso que no tocó la puerta al llegar. Según su intensidad y los caracteres de cada hijo toca recurrir a la paciencia y a la respiración profunda para no contestar en vano a cada tontería que suelen decir
Vale la pena aplicar como decía (el conferencista español que entrevistó Vive). “La sordera selectiva.” Solo debes responder a lo realmente importante porque si le aclaras cada estupidez que dice van a terminar peleados para siempre o debes echarlo de la casa.
Su cuerpo en constante cambio gusta y disgusta a si mismo. Expresar esta satisfacción e insatisfacción no es tan fácil pues no se alcanza ni a asimilar bien como para declararla con calma emocional. Aparece a manera de reclamo, angustia, silencio, encierro, búsqueda, alegría. Quien sabe, tantas reacciones diferentes como personas adolescesciendo de esta transición. La imagen personal que forme de sí mismo dependerá en gran parte de esta etapa junto a todos esos registros inconscientes que lo hayan acompañado hasta entonces.
Las mujeres habituadas a verbalizar más sus emociones descargan mucho más entre sí o con la madre cualquier preocupación frente a sus cambios corporales, los hombres rara vez y cuando lo hacen van más asociados a manifestaciones corporales grotescas como eructos, flatos, risotadas y luego entrando en la adolescencia con mitos comunes o chistes de potencia, virilidad o desempeño.
Sentirse aprobados por los padres es requisito para su estabilidad. Es el conflicto que nos acompaña de por vida, no solo a los adolescentes, todos lo necesitaremos para siempre. Pero en la pubertad y adolescencia esa necesidad de aprobación es vital. Parecen fuertes y son tremendamente vulnerables. Jamás juegue con su autoimagen ni en la peor de las rabias que ellos le generen. Es más delicado de lo que puede imaginarse.
Lo emocional atraviesa todas las instancias del cambio y una conciencia de si mismo que abandona ese relajamiento y espontaneidad de la infancia es una nueva presencia en sus vidas. ¿Qué dije bien? ¿Qué dije mal? ¿Por qué hice esto? ¡Quedé pésimo por lo de acá! o más bien y simultáneamente: ¡Soy lo máximo, todos me imitan!
Es como si les hubiesen puesto un nuevo espejo adelante con capacidad de mirada interna. El objetivo final de la etapa es descubrir y forjar una “nueva identidad”, tarea nada fácil para un adolescente.
La atracción por el sexo opuesto, la necesidad de autonomía en sus decisiones o la confrontación con padres y profesores y hermanos, buscan demostrar que no son los mismos chiquillos y que son unos seres diferentes en construcción. Los modelos de la televisión, los video juegos o el cine influyen poderosamente en ellos convenciéndolos de que la belleza física y el dinero son sinónimo de triunfo. Sufren de verdad, una presión muy grande en lo sicológico y social pues estos modelos estrechan las posibilidades de desplegar libremente las distintas originalidades. Mientras más libres de esta opresión se encuentren más ellos mismos pueden ser.
Una autoestima saludable desde la infancia podría tambalearse en esta etapa a causa de esta actualización de la auto imagen y la nueva identidad en proceso. Pero también “se ha corroborado que una relación pobre o conflictiva de los adolescentes con sus padres se asocia con la baja autoestima y bienestar sicológico” (Sweeting, 1995) Y “´La depresión adolescente puede estar representada por la noción de picos estresantes que ocurren en determinado momento de transición.” (Girad y Raffa, 2001) El cambio de primaria a secundaria sobre todo en una diferente institución educativa puede ser uno de los motivos.
Los amigos son sin duda alguna el primer laboratorio en donde estrenan todos esos “yos” que ensayan hasta encontrar el propio. Se necesitan entre si para afirmar que hay muchos más como ellos sintiendo y deseando cosas similares y aunque tienen mucho de confusión lo único que si tienen claro es que no quieren parecerse a sus padres.
Ideal si este grupo de amigos es de jóvenes valiosos pero no siempre nos acompaña esta suerte. Conviene ser prudente y oportuno al aconsejar pues en cuanto adviertan algún grado de oposición de nuestra parte reiteraran con fuerza esa amistad.
Es necesario también en estos casos confiar en nosotros mismos y en que si hasta ese momento dimos buen ejemplo y fuimos auténticos en nuestros valores una vez atravesado este ciclón ellos escogerán finalmente aquello que vivieron.
Son muchos aspectos y podríamos continuar pero tenemos suficiente. La pubertad empieza generalmente a los 11 o 12, varía en cada persona y se tarda un año y medio en presentarse en los varones en relación a las mujeres, le sigue la adolescencia y puede durar hasta los 18 o 20 años. Hay maduradores precoces y maduradores lentos. La herencia y la alimentación juegan un papel importante en ello. Pero como cada ser es único original e irrepetible cada unos de nuestros hijos tendrá su proceso propio en este camino maravilloso hacia la vida adulta.
Si usted tiene un púber o adolescente en santa calma yo lo felicito, pero mejor esté atento. Las adolescencias vividas tardíamente son más complicadas y aunque existen los mansos ni estos se salvan de los cambios. Mejor lidiar con los cuestionamientos, encauzarlos y no reprimirlos. Una aceptación total de todo lo que se propone en el hogar no es necesariamente síntoma de salud.
María Helena Manrique de Lecaro
Directora de Orientar
Revista Vive, 2010